Paco Huidobro
Se paseaba rodeado de la gente por el pasillo que daba hacia la Avenida Pueyrredón. Con una sonrisa en la cara y prestado a hablar con el público. Recibía halagos y los intercambiaba por humildad diciendo que quizás se había equivocado en una escala o en una nota. Con un traje bordo, zapatos blancos y camisa negra con corbata blanca se encontraba a la expectativa de cualquiera de los presentes allí, disupuesto a conversar, intercambiar opiniones. Se sentía nervioso. Pero el contacto con el público lo calmaba.
-¿Qué fue tocar en le Argentina?
-Es un país difícil en este oficio. Es un país con una tradición monstruosa de músicos, de cultura. Es un verdadero reto, no se tragan cualquier cosa. Me habían contado historias de que el público te daba la espalda y ha resultado lo más amable y cálido conmigo y el grupo. Me siento muy contento y es el mejor viaje que he tenido.
-La banda ¿como nació?, ¿cómo se juntaron?...
-Lo conozco de años de tocar. A Quique, por ejemplo, yo fui a los primeros shows de Café Tacuba, el fue a los primeros shows míos, compartimos el escenario muchas veces con Café Tacuba. A Tito lo conocí cuando yo vivía en lo de mis padres con mi hermano en mi cuarto agarrando la guitarra. A Tomás y a Jay los conozco desde niños que tenían un grupo llamado Los microchips. Son amigos de toda la vida y el tiempo los hizo músicos mosntruosos y eso es una suerte que no tiene precio.
-Ustedes le meten mucho carisma a la hora de componer letras y en el escenario...
Es que es lo más importante. Este grupo exige ponernos un límite. No nos permitimos meter secuencias ni computadoras. Por eso la música es muy cruda. Es solamente un cable y un pedal de distorsión a veces. Y el diálogo tiene que ser lo que hace el intrumento con tu cerebro y con tu sentido del humor. Es lo que hace divertido a un grupo. Todo lo que decimos en las letras es lo que hablamos cuando estamos comiendo, en el lobby, tomando un café, la manera de ser todos los días.
-No aparentar sino mostrar lo que verdaderamente sos...
-Lo que uno tiene que demostrar en el escenario para tener empatía con alguien es ser una persona más. Puede haber músicos que piensan que estén sobre las demás personas. Lo único que tienen de distinto es que hacen músico, quizás las otras personas son mejores en la física, química, liteartura... Entonces hay que el mismo respeto por cada ser humano.
-¿Y te divertiste esta noche?
-Sí, estaba nervioso. Uno no sabe lo que va a pasar.
-¿Es el peso de otra tierra o de Argentina en particular?
-Argentina tiene un peso especial, porque los grandes monstruos de la música en español están acá.
-¿Cómo es la relación que se vivió con el otro yo? Ese abrazo tan festivo...
-Hace mucho tiempo un productor argentino Oscar Lopez me invitó a su casa y me sacó un montón de recortes de prensa de El otro yo y me dijo "tu tienes que hacer esto", tu tienes que trabajar con este grupo". Pasaron 10 años, vine a Buenos Aires con Molotov, los conocí en un programa de televisión, me dieron sus discos, nos hicimos amigos, vinieron a México, los llevé a pasear, escuchamos algunos singles. Y he tenido el honor como productor de hacerles su último disco. Son grandes amigos, como músicos y como personas.
Tito Fuentes.
Con el mismo traje que vestía Paco Huidobro. Hablando, opinando. En un rincón. Con un look de barba crecida. Con la simpatía que lo caracteriza, prestado a hablar en todo momento. Le dije, ¿se puede producir el milagro? ¿Podrá haber una púa de Tito Fuentes?" y él metió la mano en bolsillo derecho y la sacó y me la dio.
¿Qué tal estuvo volver a la Argentina?
-Me encanta venir a la Argentina. Me fascina.
-¿Cómo te trató el público argentino?
-Muy bien. Muy difícil llegar a un momento donde no hay expectativa o la expectativa es diferente a la que hay con tu grupo normal. El público argentino es hermoso.
-¿Es díficil ganarse al público argentino?
-Sí, pero por otra parte... ¿tu sabes lo que estás haciendo?. No es que porque hagas 3 acordes suenes más sencillo es que ya llegaste a eso ya pasaste por producciones más gigantes, por pedales, por amplificadores... Y estás volviendo a disfrutar de un buen guitarrazo, de un buen ampli. Es como sintetizar tu carrera y tu gusto musical. La gente acá también capta eso.
-¿Es el público argentino un público festivo?
-Es un público super festivo. Es un público que sabe la diferencia entre un bajo y una guitarra. Y cuando está contigo es la energía más cabrona del mundo.
-¿Sentís que lo que hacés es parte de lo que sos naturalmente?
-Totalmente. Estás ahí, con tus amigos, haciendo algo que suena bien. Empiezas a preocuparte por ver que nota sigue en qué estoy, yo supongo que cuando sabés como va tienes que escuchar el momento que estás generando lo que está pasando. Está todo bien, estás entre amigos y la gente está haciendo la mejor.